Si nace chancleta – sentenció con rabia –
Rodará por tierra mi gran ilusión,
Ha sido tan larga la angustiosa espera
Que Dios me podría mandar un varón.
La ley del destino – le dije – es tan sabia
Que nadie en el mundo la podrá torcer,
Y pensá un momento, con amor de hijo
Que tu propia madre también fue mujer.
Y vino una hijita, con ojos de cielo
Copito de nieve, capullito en flor,
Y era tan linda, que los angelitos
Notaron su ausencia del Reino de Dios.
Los días transcurren llenos de esperanza
Y él vive anhelando volver al hogar,
Donde los bracitos que llegan corriendo
Se le echan al cuello, diciendo: ¡Papá!.
Pero fue que un día vio que las vecinas
Bajaron los ojos al verlo pasar,
Lo mordió la angustia del presentimiento
Y hasta tuvo miedo de entrar a su hogar.
Bracitos dormidos, que ya no se extienden
Ojitos cerrados, que ya no ven más,
Y un hombre que llora, mientras muere el eco
De la voz pequeña que dice: ¡Papá!
compositores: Mario D. Lapunzina/Vicente Bonvissuto
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